domingo, 6 de noviembre de 2016

Serendipia

Despojé mi cuerpo y mi estancia de superfluas y me lancé. Dejé que mi espíritu bailara.
Sentí la arena húmeda bajo la planta de mis pies y las olas violentas golpear con ímpetu las rocas costeras, mientras el viento despeinaba mis deseos.
El hipnótico éxtasis de sentirme libre acariciaba cada sentido que conformaba mi ser.
El inmenso mar se disfrazó de telaraña,  atrayendo mi cuerpo desnudo como presa de la misma naturaleza.
Mis memorias disipaban al ritmo que mi cuerpo se sumergía en las embrujadas aguas, reflejo del cielo azabache.

Fui luz en las hediondas tinieblas.

Un remolino de aguas negras y hambrientas luchaban por absorber mi esencia. La carne sufría, mas mi alma se fortalecía. Mis cabellos se convirtieron en algas y mis huesos en arena.
Y por segundos de eternidad volví a nuestro origen. Instantes de limbo. Y por fin, después de tanta búsqueda en muerte corpórea hallé la vida en espíritu. Mi serendipia.