lunes, 15 de agosto de 2016

Saudade (2)

Me tomo un tiempo para mirar a mi alrededor, sin pestañear, con temor a que desaparezca el resto  de aliento que conservo. Tarareando la pieza más dulce de mis memorias, en ese mundo en el que, como buen astronauta que solía ser, me adentraba en el universo explosivo de sus lunares, dibujando mi vida con espuma en el lienzo de su espalda, masajeando con la yema de mis dedos sus delirios más profundos, deslizando besos por las curvas de su cuello. En aquella bañera del Murphy’s, huyendo de la lluvia para empaparnos de vino tinto, pétalos, carmín y lencería de un viernes noche, a la luz de cuatro velas y la magia del fin pleno. Prerrogativas del beodo. Esos muchos años de inexperiencia que hechizaron nuestras pieles y dieron vida a nuestros labios. Con ganas de amar, devorar. Pacientes e inconscientes. Sin encalabrinamiento, disfrutando de lo corpóreo, convirtiendo dos carnes en una misma, desnudándonos el alma. Completando el puzzle de dos únicas piezas a oscuras.

No hay comentarios:

Publicar un comentario