miércoles, 17 de enero de 2018

Hombres de viento

Te escucho, te leo y te sueño. Como viento, lírica y delirio.
A veces te pienso intensamente, pero entonces una nube de conciencia helada cae sobre mi cabeza y entumece los pocos sentidos despiertos que en mi quedan.
Te quiero escribir, bailar y mirar, que mis ojos desnuden tus reparos, y tus manos mi piel.
Te entiendo, te siento y entreveo, entre las cortinas de mis pensamientos. Y ahí reposas,  como viento que vaga a su antojo. Te escondes, y huelo tu miedo a ser capturado.
Pero vida, la predisposición es inexorable. Porque cuando me piensas viajas en forma de energía, y yo te respiro.
Pero te hablo y no me ves, te codifico en letra y no me lees, y me desprendo de ilusión.
No me posees, ni me impresionas. Sólo te quedas de pie, mudo de boca.
Y de cierto el calor que tu mente en mi desprende me envuelve en soledad.
Entonces, te dejo de pensar, de desnudar y dedicar, aunque no de sentir.
Porque yo, como semilla de tiempo antiguo, necesito de aire para nutrirme de vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario