viernes, 24 de noviembre de 2017

Caras desconocidas

Tengo carmín por el cuello, las medias de encaje haciendo carrera para entrar en calor. Hay un tigre en medio de la habitación tomándose una botella de Ballantines, y pasa a su lado la mariposa con su bandeja repleta de tentaciones, es hora de tomar mi medicina.
Valerie se enrolla ansiosa entre tus piernas, cual serpiente de Diciembre.
Voces ríen y el bajo que tocas vibra en mi piel, los mordiscos empiezan a sangrar púrpura. Huele a lluvia, pero hay demasiado fuego custodiando la puerta. El pez de ojo escarlata se sube a plataformas para bailar la danza de los espectros,  y los sátiros aplauden saliva, chispas ardientes desprenden las cortinas negras, y los árboles de sabores animan a las sirenas a salir del agua. Tengo las retinas clavadas en mi dirección opuesta. Y tú me observas jugar, sentado en tu butaca de terciopelo árabe.
Delirio encapsulado. Mi piel se torna lila, a juego con tu planeta. Escamas brotan de las paredes, y tu mente clava uñas en mi carne. Arenas movedizas de hechicera loan el desequilibrio. Piedras gimen sus nombres, y los gusanos esmeralda congelan el sonido, al ritmo que el dragón bebe de tu botella. Y las plumas de almohada vuelan en el aire mientras el coro de rizos pelean su fortuna. Los caracoles hacen carrera por el verde, y su rastro resbala la piel de las arañas. Copas azules, espejos y labios morados. Los cuadros tienen ojos y el humo consume tus sentidos, las cadenas dejan de marcar cuellos. Las plantas sacan dedos y las lenguas tinta. Aquí todos se despojan. Nos pintamos libertinos.
Sólo somos caras desconocidas de la locura reinando esta noche muda, con el fuego tatuado en las vértebras y los pies bajo la tierra.

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